SIGUIENDO LA ESTRELLA DE ORIENTE

En unos días, pocos, termina mi vida laboral y como ocurre con todo lo que muere o termina, el corazón se parte. Las despedidas cuestan y lo venidero siempre plantea incógnitas, pero sobre todo ello tengo paz porque confío en Dios.

“Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó. Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó.Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro”.

(Romanos 8, 28-39)

¿Me he preparado para este momento? Yo diría que es el Señor quien me dirige en cada momento de la vida y yo no aspiro a nada más ni a nada menos.

¿Soy ambiciosa? Sí, creo que persigo un único objetivo en mi vida: saber servir, poder servir, aprender a obedecer al único Maestro que reconozco: a Jesús.

Es el reto de todo hijo de Dios: seguir la Luz que te lleva a Él.

Acabo como docente y continúo como discípula el resto del tiempo que Dios me permita caminar, contemplando, escuchando, puliendo mi alma para dar lo mejor que pueda.

Nace una vida nueva en mí, llena de ilusiones, de proyectos, de serenidad, de alegría.

Una única Luz alumbra el camino que tengo por delante y estoy dispuesta a dejarme llevar; obedecer a mi Padre como una niña que sabe de Quién se tiene que fiar, a Quién tiene que mirar, a Quién debe imitar.

Todos tenemos una misión encomendada y es un lujo poder decir: aquí estoy ¿Qué quieres de mí?

 ¡Qué responsabilidad! No me preocupa mi pequeñez porque sé que Él me colocará en el lugar que tenga reservado para mí. Lo único que Él quiere es que me presente ante Él y muestre mis manos vacías para que pueda utilizarlas donde mejor puedan servir.

“Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad. Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, […] . Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.

[…] “Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte. Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas.¿Acaso todos son apóstoles? O ¿todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Todos con poder de milagros?¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? ¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente.”

(I Corintios 12, 4-14; 27-31)

¿Tengo miedo? El único miedo que tengo es alejarme de Su lado, pero tengo la seguridad de que El Buen Pastor no permitirá que me desvíe y permanecerá a mi lado siempre guiando mis pasos.

“Ellos, […], se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron.”

(Mateo 2, 9-11)
En la imagen se ve una carretera que se prolonga hasta el horizonte. Es de noche, una noche estrellada, y sobre el cielo se puede ver el rastro de un cometa luminoso.

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