Buenos días, familia.
Feliz Día del Señor.
En nuestras relaciones de familia, ¿en cuántas ocasiones hemos escuchado: “este niño me pone a prueba”?
La vida también “nos pone a prueba”, para ver si eres lo suficientemente fuerte para seguir adelante, luchar y cumplir tus sueños.
En el Evangelio de este domingo, los fariseos, “ponen a prueba” a Jesús, con la diferencia que no sabían quién era: el Hijo de Dios.
Y lo hacen con una pregunta capciosa, con trampa, pero no se salen con la suya.
La pregunta tiene una segunda intención, pues lo que esperaban los fariseos era que Jesús contradijese la ley de Moisés, para así tener de qué acusarlo. Y es que la ley de Moisés permitía a un hombre divorciarse de su mujer con tan sólo presentar un acta de divorcio, un simple papel.
Jesús, con su respuesta, no busca contradecir la ley de Moisés, sino llegar al origen de las cosas.
Jesús va más allá de una ley meramente humana y busca el sentido mismo de las cosas tal como Dios las ha creado.
Después de la enseñanza de Jesús sobre el matrimonio, aparecen en el Evangelio unos niños que quieren acercarse a Jesús. Los discípulos les regañan, no quieren que vengan a molestar al Maestro cuando está enseñando. Sin embargo Jesús, al ver la actitud de sus discípulos, se enfada y les dice: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
Al final del Evangelio de hoy se nos propone el ejemplo de los niños, que contrarresta la actitud maliciosa de los fariseos.
Aquellos niños, que son apartados por los discípulos de la presencia de Jesús, son el modelo que Jesús nos propone a nosotros: hay que hacerse como niños. Los niños no tienen nada que esconder, no vienen con doblez de intención, y tampoco tienen nada que ofrecer. Sin embargo quieren acercarse a Jesús, desean verle, estar a su lado. Así nos pide Jesús que aceptemos el Reino de Dios, como un don que no merecemos.
Tendríamos que plantearnos y llevar a nuestra oración alguna interrogante sobre el Evangelio de hoy:
¿qué escondo en mi vida ordinaria?
¿deseo acercarme a Dios cada día un poco más, de modo que Él sea el centro de mi vida?
¿intento vivir la humildad, como lo hace un niño?
Los acontecimientos extraordinarios, inesperados, ¿ponen a prueba mi fe para ir creciendo en la misma?
Este relato del Evangelio, ojalá nos ayude a crecer en la vida de hijos de Dios.
Y tú, ¿te creces en los momentos de prueba, de cruz, que te presenta la vida?
Yo estoy en ello.
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