Últimamente la situación me desborda en mi trabajo, son muchas cosas que escapan a mi entendimiento, a mis creencias y a mi «poder hacer», a veces tengo que resignarme y llegar hasta donde puedo llegar. Eso sí, siempre con un «Señor» previo para afrontar lo que tenga que venir, incluso en cualquier situación. En clase, en tutorías, en reuniones, en el coche, tengo la costumbre de hacer una señal de la cruz con el dedo pulgar en aquello que me sirva de instrumento para llegar al otro (incluso en el mando de pasar las diapositivas). Cuando se conoce el poder de la oración, todo sale bien.

Una vez me dijo una amiga mía Sierva de los Pobres, que poniendo al Señor y a la Virgen por delante de cualquier situación o conversación, todo lo que se diga, será correcto, estará bien, porque Dios sabe cómo actuar allá donde a nosotros se nos escapa. Simplemente confía, abandónate en los brazos de Dios y déjate guiar por María.

Deja un comentario

Somos un grupo de católicos de a pie, que animados por un sacerdote, queremos ofrecer testimonios de cómo el amor de Cristo sostiene y transforma nuestras vidas.