Creo que por muchas películas que veamos, es imposible que podamos conocer cuál fue el brinco que sintió el corazón de María Magdalena cuando fue a visitar la tumba del Maestro. ¿Qué pasó? Solo escuchar su nombre le rompió todos los esquemas y traspasó su corazón.

Ante una situación sin (aparente) salida, solo hay que escuchar. Ponernos delante del Sagrario y escuchar, no solo contar nuestras penas. Deja que Jesús Resucitado diga tu nombre, que te sonría y que te cambie radicalmente. Confía, Dios no pide más.

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