El Señor en sus manos

Vivimos queriendo que Dios nos hable, pero a nuestra manera, o del modo en que nos gustaría. Sólo nos falta pensar que nos va a llamar por teléfono o escribir un whatsapp. Nada más lejos de la realidad.

Dios nos habla a través de la Palabra, de los acontecimientos, de otras personas……sólo hay que estar atentos y abrir los ojos del corazón.

En esta última Cuaresma, uno de los sábados se publicó una meditación sobre la Eucaristía. Por motivos familiares, ese día tuve que viajar fuera, y leí esa meditación con prisas. Mi madre está enferma con Alzheimer, y me necesitaban en casa. Salí de viaje sola en coche, con la preocupación por mis padres, ya mayores, que viven en otra ciudad, y la enfermedad de mi madre, que va a pasos agigantados, e intentando ponerlo en manos de Señor, y hacer por ellos todo lo que me sea posible.

Esa misma tarde asistimos a misa. Como había aforo limitado en los templos, estábamos sólo los tres en un banco, y guardando distancia.

Al llegar y sentarnos, ví que habían colocado cerca del altar una cruz. Una enorme cruz con la que habíamos vivido un precioso Via Crucis un viernes Santo hacía ya dos años. Una cruz a la que besé y abracé dos años antes, pidiendo al Señor saber abrazar y amar las cruces de mi vida, como Él abrazó por amor la suya. Algo que cuesta, pero tengo que intentarlo.

En esta parroquia, la forma que se consagra durante la misa es especialmente grande, más de lo normal, algo que siempre me ha llamado la atención. Ahora, con la pandemia, no se hace cola para comulgar, sino que los sacerdotes y ministros la reparten.

Al llegar a mi banco y estar yo en la esquina, recibí la comunión en la mano, y mi madre se acercó hasta mí para recibirla. Cuando colocó sus manos, ya arrugadas, envejecidas y algo temblorosas para recibir al Señor, me llenó de ternura. Muchas veces pienso que va a misa pero no sabe realmente a lo que va. Por su enfermedad hay muchas cosas que hace y ni se acuerda al rato, no es consciente.  Pero creo que el Señor está con ella.

No estábamos en los primeros bancos, pero a ella “le tocó” un trozo de esa forma que el sacerdote acababa de consagrar. Esa forma enorme que me hizo pensar en la última cena de Jesús con sus discípulos, en el pan que repartió, que creo que sería grande. Esa ultima cena en la que instituyó en Sacerdocio y la Eucaristía (sobre la cual trataba esa meditación de la mañana que leí con prisas).

En ese momento, el Señor me habló, y lo vi tan claro, que me estremecí y me dio un vuelco el corazón. No pude más que llorar.

Él me dijo claramente que está presente en la Eucaristía, que lo crea. Que está con mi madre y con todos los enfermos, aún cuando no sean muy conscientes de que reciben al mismo Cristo resucitado. Que tenga Fe, que no dude. Que tenga Esperanza y viva con alegría de corazón. Que su presencia es real. Que lo busque en los sacramentos, y especialmente en la Eucaristía, que puedo recibirla a diario, si quiero. Esa Eucaristía que nos intenta identificar y unirnos con Cristo y con nuestros hermanos, con los que formamos la Iglesia.

Querido lector: la Eucaristía es el Pan de Vida que no nos puede faltar, por mucho que nos alimentemos del pan físico. Es ahí donde Cristo se quedó con nosotros para siempre. BúscaLo, recíbeLo y adóraLo. Tu vida cambiará, y notarás que te habla  en todos los acontecimientos de tu vida. ¿Por qué no lo intentas?

3 comentarios en “El Señor en sus manos

  1. TestimoniosdeAmor3 15 diciembre, 2021 — 10:24 pm

    Precioso testimonio, es verdad, a veces no somos conscientes de esa grandeza, Dios se hace hombre y se hace pan.
    Aprovechemos este tiempo de Adviento para preparar nuestro corazón, haciendo un retiro, orando, confesando, atendiendo a los demás…

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  2. Testimoniosdeamor8 15 diciembre, 2021 — 8:19 am

    Desde luego, emociona el momento de recibir el Pan de Vida. Estoy de acuerdo contigo en que es el Alimento que no nos puede faltar. Hay que agradecer cada día ese gran regalo que el Señor nos ofrece.
    Gracias por tu testimonio, me ha encantado. En los pequeños detalles nos habla siempre Dios.

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  3. María José Quero Haro 15 diciembre, 2021 — 7:15 am

    No dudes nunca que el Señor está con tu madre, claro que está, quizás ella no es consciente de que toma el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor, pero Jesús si recuerda, Él es a parte de nuestro Padre, el Amigo que nunca falla; y ahí está, acompañando y llevando la cruz de tú madre y de todos los enfermos como nuestro cirineo principal.
    En este tiempo de Adviento como tú bien dices, tenemos que llenarnos de su Luz y Espíritu para iluminar nuestro corazón y el de muchos hermanos.

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