“Los hogares se visten de Navidad”

          Ya se empieza a respirar el aire de la Navidad. Los hijos de Dios, celebramos el Adviento, y nos vamos preparando espiritualmente, para la venida de Jesús. Pero casi a la misma vez, damos el pistoletazo de salida para adornar también nuestros hogares, y así celebrar, una de las fiestas más bonitas, entrañable, familiar  e importante,  o por lo menos,  a mí me lo parece, que es LA NAVIDAD, conmemorar lo acontecido, hace más de dos mil años, allá, por las tierras lejanas de Belén, y es: “el nacimiento del Niño Dios”.

          Hace poco, he leído una Carta Apostólica Admirabile Signum, “EL HERMOSO SIGNO DEL PESEBRE” del Papa Francisco trata del significado y el valor del Belén, recordándonos, cómo hay que vivir,  el significado  y  la importancia que tiene poner el Belén en las casas.

          Uno de los recuerdos que tengo, desde muy chiquitilla, era la alegría y alboroto que sentíamos todos en casa, cuando mi madre sacaba del altillo, una gran caja de cartón,  precintada por una simple cuerda, que terminaba con una lazada, para así, poder abrirla sin dificultad ninguna, y poder conservar la cuerda, para  volver a cerrarla, una vez terminadas las fiestas. ¡Qué importante todo el contenido de esa caja….., figuras, arboles, animales, cielo, paja, todo, absolutamente todo, era imprescindible y necesario para poder montar el Belén¡¡¡.

          Siempre lo hacía coincidir con fin de semana, para que así, tuviésemos todo el tiempo del mundo, y éste no se viese interrumpido con las idas y venidas al colegio, y a su vez,  con el más cercano al día de la Inmaculada Concepción, y así, cuando llegase este gran día, encenderlo, ¡¡comenzaba la Navidad en casa!!, El Belén, pasaba a ser el lugar más visitado de toda la casa durante la Navidad.

          Ya han pasado muchos años, y el Nacimiento, sigue siendo un referente para toda mi familia, para chicos y grandes, es la manera de vivir y contemplar el nacimiento del Señor,  y de adentrarse en lo que nos relata el Evangelio, de una forma especial San Lucas, es una preciosa tradición, un legado que mi madre me ha dejado y que debe pasar de generación en generación, de padres a hijos,  es una manifestación de Fe.

          El Papa Francisco hace una definición preciosa en la carta Apostólica arriba mencionada: “El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él”.

          Ponerse delante del Portal es llenarse de paz y serenidad, haciendo un rato de oración, de meditación, colocándonos con  el corazón delante de la Gruta de Belén. Es ponernos en la presencia del Señor, en frente del pesebre y  ofrecerle lo que somos y cuanto tenemos.

“Y aconteció, mientras estaban ellos allí, que se cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada……” (Lc. 2, 6-7)

          Hagamos de nuestra vida, un Belén, recibamos cada día al Señor en la comunión. Pidiendo, que transforme nuestros corazones y los haga dignos, sencillos y humildes como el establo donde quiso Dios, que naciese su Hijo, acostado en un pesebre, con un colchón de paja y el heno, que seguramente San José, limpió y amontonó,  primeramente para que la Virgen se tendiese en él  y diese a luz lo más cómoda y calentica posible, y luego, mullirlo y amontonarlo de nuevo, para hacer un colchón y acostar al Niño Dios.

          Limpiemos y preparemos nuestro corazón, para que nazca en nosotros también el Señor, recibiendo el sacramento de la penitencia, y así poder lucir  como la estrella de Belén; siendo luz que guíe e indique a los demás, el camino para llegar a Cristo.

          Contempla tranquilamente, durante un rato el Belén, y fíjate en todas las figuras…. ¿Con cuál de ellas te identificas? ¿Qué tienes para ofrecer a Jesús?

Pon todo a los pies del pesebre, no te guardes nada para ti……

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Belén instalado en  las Hermanitas de los Pobres de Jaén.

 

 

4 comentarios en ““Los hogares se visten de Navidad”

  1. Gracias, precioso testimonio.
    Nosotros también colocamos el Belén en nuestra casa.
    Ya mis hijos son mayores, cada uno ha formado su familia, pero siguen con la tradición y cuando vienen a casa durante Navidad, son los nietos los primeros que se colocan alrededor de las figuras.
    Realmente es entrañable y reaviva los recuerdos de la niñez.

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  2. Que tradición más hermosa has heredado de tu madre;
    Al describir los sentimientos que te brotan al hacer el belén nos conduces a recordar lo que aconteció en ese portal hace ya más de 2000 años, es precioso que hagas oracion delante de tu belén. Este año haré lo que el Papa Francisco nos dice y tú nos recuerdas en está frase: » pon todo a los pies del pesebre no te guardes nada para ti».

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  3. TestimoniosdeAmor3 11 diciembre, 2019 — 8:35 am

    Qué bonito, quien no haya puesto el «Belén», está a tiempo, y seguro que se anima tras la lectura. Los que lo ponían de pequeños en familia y dejaron de hacerlo para recuperar un acto de fe tan precioso, y los que nunca lo han puesto para crear una tradición.

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  4. Testimoniosdeamor 6 11 diciembre, 2019 — 7:59 am

    Qué publicación más bonita. Ha encendido mi corazón. Gracias por compartirla con nosotros.

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