La acepción de personas

Cuando leía la lectura de los Hechos de los apóstoles donde Pedro empezaba así su discurso:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas»

Yo también afirmaba como Pedro eso mismo :
«Dios no hace acepción de personas».

Y lo testimonio porque conmigo el Señor ha sido así. Él no me eligió por mis méritos, ni mis virtudes, ni porque sea mejor que nadie, simplemente Él me eligió. Porque si conmigo hubiera hecho acepción de personas, a mí no me habría elegido. Y miro todo el paso de Jesús por este mundo, su vida pública, siempre rodeado de personas de mala fama, eligió como sus apóstoles a personas que no tenían una vida intachable, hasta murió en la Cruz rodeado de dos ladrones. Dios no hace acepción de personas.

No tiene en cuenta nuestros pecados, nuestras infidelidades, nuestras miserias, no nos mira así, nos mira con ternura, nos mira con Amor. ¿Cómo miramos nosotros a los demás?

El Señor siempre habla en nuestra historia, en nuestra vida diaria para que lo reconozcamos, para que veamos su Amor en todo. ¿Cómo veo mi historia?

Toda nuestra historia es una historia de salvación, no sólo de la propia salvación sino de todos los que forman parte de nuestra vida e incluso de las personas que no conocemos y nos cruzamos por la calle con ellos. El sólo hecho de una mirada, de una sonrisa, de un saludo, puede cambiar la vida de los demás y se pregunten o nos pregunten directamente ¿por qué sonríes?¿qué es lo que te ocurre para estar feliz con los tiempos que corren?
Porque tengo al Señor conmigo, y aunque la vida sea difícil, se lleva mucho mejor con la ayuda del Señor.

Y todo esto acontecía en mi oración con tan solo la frase: «el Señor no hace acepción de personas». Todo me derivaba al inmenso Amor que Dios nos tiene a cada uno de nosotros, aunque no lo merezcamos, aunque no correspondamos a ese amor, aunque nos olvidemos de Él, aunque no le hagamos caso ……Él no hace acepción de personas porque nos ama incondicionalmente.