Toda una vida

Ya cantaba Antonio Machín eso de “Toda una vida / me estaría contigo… / No me importa en qué forma / ni dónde, ni cómo, / pero junto a ti”.

Hoy os acercamos a alguien que bien podía haber entonado esta canción porque toda una vida ha estado junto al Señor, porque ha sido el Amor con mayúsculas al que hizo hace «algunos años» una promesa fiel de entrega y servicio, que sigue intacta hoy día.

Don Ramón es un venerable sacerdote de la diócesis de Jaén cuya figura se erige como un testimonio viviente de fe y dedicación. A lo largo de sus años de vida, ha consagrado cada uno de sus días a una misión singular: llevar el evangelio a los corazones de los demás. Con una serenidad que solo otorgan los años de servicio y una sabiduría cultivada en innumerables experiencias, D. Ramón ha recorrido pueblos y ciudades, compartiendo el mensaje de amor y esperanza de Jesús de Nazaret. Su voz sigue resonando con la pasión de un hombre que ha encontrado en su fe y su misión de anunciar la Buena Noticia la razón de su existencia. Su vida es un faro de luz para muchos, un ejemplo palpable de lo que significa vivir en servicio a los demás y a Dios.

¿Cómo descubrió la llamada del Señor a esta vida de entrega y servicio a la Iglesia?
Es difícil descubrir, en un instante, cómo saber si Dios te llama al sacerdocio. Sin embargo, hay detalles, preferencias, deseos… Jesús en el Evangelio compara el Reino de los Cielos a una semilla pequeña que llega a crecer y se hace la más grande de las hortalizas. Así:
• el ambiente familiar cristiano.
• una educación en valores.
• el contacto con la parroquia.
• la devoción a Jesús en el sagrario (niño Salvador)
• el deseo de ser monaguillo…

Todo se fue mezclando desde niño hasta el día que un sacerdote me hizo aquella pregunta: “¿Por qué no te haces sacerdote?”. Y enseguida, aun siendo muy niño, aquello me impactó tanto que le dije SÍ y la semilla quedó sembrada; el seminario la convirtió en árbol, hasta mis “bodas de diamante” como sacerdote que hace poco celebré.


¿Cuál ha sido el momento más bello de su sacerdocio?
Mi primera misa, el 29 de junio de 1960. Fue muy fuerte el sentimiento, y profunda la
emoción. También la misa que celebré con el Papa Juan Pablo II en su capilla privada con
motivo de mis bodas de plata, y el rato de oración en la cueva de Belén.


¿Y el más complicado?
Hay muchos y variados… Por ejemplo, el día que me denunciaron gente aparentemente
católica porque predicaba el evangelio de Jesús. No estaban acostumbrados a que se les hablara de Dios y del mundo con sus injusticias, y eso les molestaba. No obstante, todo se clarificó poco a poco y ¡adelante!


¿Qué se siente cuando en sus manos el pan se convierte en su Cuerpo, y el vino en su
Sangre?

Pues como me sentí en mi primera misa, aunque llevo tantos años consagrando no dejo de sentir la misma emoción y admiración de que yo sea ministro de la misma.

D. Ramón López Pozas
D. Ramón López Pozas


Sinodalmente hablando, ¿cree que la Iglesia ha evolucionado a lo largo de los años?
Sí, y lo afirmo rotundamente. Canté misa a las orillas del Concilio Vaticano II (el que tuve la suerte de verlo en Roma el 3 de octubre de 1963). Me entusiasmé al ver aquel ambiente ecuménico, el deseo de que llegaran nuevos aires. Creo que mucha gente hoy
día no conoce el Concilio y considero que el actual Sínodo lo va a actualizar todo. Fe y confianza. Para eso estamos nosotros.


“La mies es mucha, pero los obreros pocos” (Mt 9,37). ¿Cuál cree que es el motivo de
que haya tan pocas vocaciones al sacerdocio? ¿Algún remedio?

La respuesta no es tan fácil y tan sencilla. Hay muchas causas variadas y hay estudios muy bien hechos sobre el tema y estos son algunos de los problemas:
• El ambiente en que nos ha tocado vivir no es el más favorable.
• Faltan hogares ejemplares.
• La ausencia de testimonios cristianos que sirvan de referencia.
• Los cambios tan bruscos de las costumbres.

Todo esto y mucho más impide que puedan surgir y nacer las vocaciones al sacerdocio.


¿Cuál es esa frase bíblica que resuena en su alma entre todas las demás?
Las bienaventuranzas… el Padre Nuestro y el precepto del AMOR.


¿Qué legado quiere dejar a la Iglesia?
Pues que intenté pasar por el mundo haciendo el bien y extendí el Evangelio de Jesús.


Por último, ¿qué ha significado María para su vocación y su vida sacerdotal?
Siempre la tuve presente en mi larga vida personal y pastoral como madre, como modelo y como espejo.

¡Muchísimas gracias, D. Ramón! El Señor le premie siempre todo el amor y el servicio entregado a su Iglesia.

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